Diferencias entre motivar y animar

Diferencias entre motivar y animar

A lo largo de nuestras vidas hemos escuchado estas palabras. Muchas veces resulta complejo diferenciar una de otra y a simple vista solemos malinterpretar ambos conceptos en nuestra vida cotidiana. Por tal motivo, te mostramos la diferencia entre motivar y animar para que no existan más confusiones al momento de emplearlas.

Diferencias entre motivar y animar

Qué es motivar

Tener motivos para dar inicio a un proyecto o una idea, movilizar personas, pensamientos o creencias, crear lazos con lo que se está haciendo. A todo esto, se le conoce como motivar, la misma parte de la idea de tener o dar motivos a alguien para realizar alguna acción. Nace de la necesidad de ofrecer incentivo.

¿Y animar?

A su vez, cuando hablábamos de animar, por sí solo podemos imaginar que la misma está vinculada con la emociones. Se trata de impulsar, infundir o alentar a alguna persona a desempeñar diferentes actividades para lograr con éxito una meta.

Es bien sabido que es mucho más fácil animar a una persona que darle los motivos necesarios para dar pasos hacia la dirección deseada. Los motivos nacen del individuo y de las intenciones que tenga sobre algo. Por otro lado, los ánimos suelen ser más verbales, la condición de animar a otros suele ofrecer una sensación de alivio y comodidad que por lo general dura menos que el mismo motivo.

En el lugar del trabajo es costumbre observar ambas condiciones. En un grupo de trabajo su “líder” tiene la obligación contantemente de animar a su equipo para fortalecerlo y  obtener de ellos los resultados esperados. Sin embargo, también parte de sus obligaciones y con mayor importancia se liga a la acción de motivar a su equipo; estos van desde incentivos  monetarios, becas o talleres para desarrollar nuevas capacidades que, sin duda, crea entre los trabajadores mayores oportunidades para seguir aprendiendo y desempeñando mejor sus labores diarias.

Por el lado contrario, es de mayor dificultad esperar una gran respuesta por parte de los trabajadores cuando a los mismos no se les ofrece motivos suficientes para condicionar en ellos el hábito óptimo para ejecutar las actividades.

Bajo otro ejemplo, desde que somos muy pequeños se nos apresura a crecer de manera inmediata. La vida de un niño se determina por la cantidad de cosas que logra hacer de forma más “próxima” que otros. Sin embargo, es de suma importancia que el rol de los padres se encuentre de manera muy presente. Los niños desde muy pequeños tienen motivaciones de lograr acciones que a simple vista parecen simples, pero está de parte de los padres ser cómplices de sus cambios y animarlos a continuar explorando el mundo de posibilidades que tienen a lo largo de todo su desarrollo cognitivo y destreza motriz.

Diferencias entre motivar y animar

Tanto los ánimos como los motivos son intenciones que jamás pueden ser subestimadas. Todas las personas en algún punto de su vida deben ser parte de una acumulación de estas dos necesidades, puesto que las mismas ayudan a accionar en la vida roles importantes que se perpetúan en el futuro.

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